A paso de cangrejo..

Mi autoestima se me vuelve a revelar. Ya hacía tiempo que no me azotaba de esta forma, pero lo ha vuelto a hacer.Cuando caminaba tranquilamente por las fronteras de la felicidad, va ella y se me revela de nuevo. ¡Ya basta!...

Pero ella sabe lo que hace, y cuando lo hace; debe de tener algún convenio con mi felicidad para que no llegue en ningún momento al climax. Se pueden cumplir perfectamente dos años completitos, con algunos meses de más, que mi boca no pronuncia el adjetivo de la felicidad, es como querer hablar en chino, un quiero y no puedo.
Me preguntaría porqué, pero es la típica pregunta retórica que jamás tuvo respuesta, es tontería bregar.
Te levantas por la mañana pensando, a ver que tropezones me pone hoy mi vida, y a ésta, que guiones le manda mi autoestima realizar para que mi día vuelva a ser peor que el anterior.
Si actualmente me tuviese que describir en un adjetivo, triste, se me quedaría hasta corto usarlo; corto por no llamarlo insuficiente, porque a veces es mejor utilizar cansado, decepcionado, e inclusive se podría llegar a completar con desilusionado.
Igualmente, todos ellos siguen siendo tristes, una pena.
Otra noche, después de tu fantástico día de desilusiones, llantos interiores, caídas, impotencias y viceversa, te acuestas pensando que, ¿mañana es imposible que sea un día peor, no?, pues es increíble, pero si, es peor aun.
Te vas a tropezar en la calle con el protagonista de turno que te recuerde el porque tu autoestima se vuelve a revelar, vas a chocarte con escenas de matrimonios que felizmente bailan al son de los latidos de sus corazones, también te cruzarás en el camino con el típico viento prepotente que te tire al suelo imponiéndote que no camines tranquilo, y como no, te llenarás una vez más de barro, aunque no haya ni llovido.


¿Dónde está la solución?, sinceramente yo ya me rindo. Y no quiero hacerlo, pero no me queda otra. Lo he intentado de todas las maneras posibles, pero no soy capaz de dar con mi paraíso interno. Deberían existir operaciones de autoestima, ya estuviese siglos esperando el trasplante, pagaría por extirparme la mía. Ella, es una noria que necesita joderme día sí y día también. Es la típica que cuando estas estirando los labios para sonreír, te sitúa ante el espejo para seleccionar aquello que tienes por cojones que mirar para que tu rostro se entristezca. Me rindo.


A diario me sincero con la naturaleza. Ella me aconseja que sea positivo, que la visite a diario porque me hace bien, pero el tiempo pasa y mi yo interior, no mejora, inclusive mi karma estoy por ponerlo en búsqueda y captura, porque últimamente vive mucho a su bola.
Mi carácter se agria por minutos; le encanta montar en montañas rusas y sin protección ante posibles caídas, y así le va, que no le quedan articulaciones móviles en toda su existencia de los golpes que lleva.

Hace tiempo que necesito conocer a la señora felicidad; es una especie de reto que me puse hace tiempo, pero más que un reto parece un máster.. se necesitan, al parecer, muchos requisitos para visitarla, solamente. Entre ellos, que tu autoestima esté enamorada de ti, que tu corazón por fin sea visitado por alguien, y sobre todo, que al despertar, la vida, en vez de mojarte de agua, te despierte con los rayos alegres del sol.. y de todos ellos, el último, es el más sencillo incluso, porque el resto ya, me doy por vencido.
A veces me siento identificado con un cangrejo; mis pasos alcanzados parecen retroceder cada día en forma de desilusiones, derrotas y tristeza. La vida me repele por mi obvio carácter punzante. Y mi entorno se está volviendo tan salado, que necesito a veces salir a dar vueltas por la dulzura para recordar que sabores tenía..


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